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  • Foto del escritorBendita Crianza

Mis padres como abuelos, mis hijos como nietos

Actualizado: 6 ago 2019


Con la partida de mi última abuela en vida, volví a reflexionar sobre la relación entre nietos y abuelos y me puse a observar más detenidamente este bello regalo…


El otro día, viajamos y fuimos a casa de mis padres. Al llegar la noche, la más pequeña de mi tribu le dice a su abuela, “Nene, hagamos una pijamada”, con un entusiasmo e ilusión, que obviamente la abuela no pudo resistir. Eran dos niñas jugando entre los cojines y las cobijas calientitas. Claramente estaban invadidas por osos, conejos, bebes, a los que arropaban. Y me maravillé de ese momento



Anécdotas tengo miles… porque siempre con mi amor (papá de los pirrinquines), propiciamos que se relacionen lo más posible. Lo divertido es que, en esa dinámica, los “adultos son uno más de la mini pandilla, entonces, obvio que hay secretos, magia, aventuras, juegos y por supuesto travesuras… “Tata, vamos a explorar juntos el bosque, decían dos de mis pollos (un cerro lleno de árboles cerca de su casa, pero que se transforma en una verdadera selva con las historias que mi papá les cuenta. Claramente y sin lugar a dudas, son experiencias que quedan a fuego en el alma…


Dejar que tus hijos y tus padres se nutran mutuamente es absolutamente maravilloso. Los enanos hacen magia en sus corazones, y los abuelos hacen de las suyas en los corazones de est@s. Los míos, miran juntos el cielo, buscan luciérnagas, descubren de mecánica, cocina y otros varios oficios realizados con sentido y amor. Experimentan juegos antiguos e inventan otros, aprenden cuentos; que luego les dan significado a sus vivencias, y sin tecnología alguna, disfrutan y descubren el mundo con otro sabor.


Todos necesitamos atención, y entre el trabajo, el cansancio, las cosas de casa, los “facebookeos” o “instagrameos” no siempre lo hacemos… Los abuelos que aún no están empapados con la tecnología, les prestan a veces más ojo a l@s pequeñ@s y la relación es recíproca. Piénsalo un poco, puede ser que un beso antes de dormir o los abrazos de nuestros hijos sean los únicos que reciben. Muestras de afecto concretos en la forma que sea, tiempo, acurrucos, escuchas, miradas cómplices y atentas, abrazos, juegos, experiencias contenedoras…

La relación estrecha entre niet@s y abuel@s es inyección de amor para amb@s. Estudios hay miles, y muestran que los mayores suelen padecer menos depresiones, viven más felices, se sienten más valorados en estos vínculos, siempre y cuando éste mantenga su lugar de autonomía y respeto; mientras que, en el caso de los menores, se ven positivamente influidos en su bienestar psicológico y emocional hasta edad adulta.


Tuve abuelos que me enseñaron un sinfín de cosas, trabalenguas, valores, juegos, frases para la vida y sobre todo experiencias, que atesoro en mi corazón.


Hoy, amo infinitamente ver a mis padres y mis hijos relacionarse tan fluidamente, son bálsamos al alma los unos para los otros. Y agradezco que eso suceda. Por eso soy Pro abuel@s, no importa que “l@s malcríen” como dicen popularmente, sé que el árbol transgeneracional tiene su propio flujo y confío en ello…


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