Bendita Crianza
Los hijos nos enseñan a desafiarnos
Nuestros hijos están en un cole no tradicional, y eso nos encanta con "señor M", porque nos permite mirar más allá de lo evidente… Este inicio de año, la maestra nos pidió los materiales, como es habitual forros, delantales y otros varios. El asunto que me llevó a la reflexión de este articulo fue mientras bordaba sus nombres en cada uno de esos “pedidos” (todos de tela, por cierto, algo que me fascina del cole, su coherencia y la responsabilidad con el mundo actual…)

Volviendo al punto, pensaba como los hijos te impulsan a aventurarte, desde que sabes que están en tu útero…
En mi caso, y con respecto a esta pedida del colegio en particular, me aventuré absolutamente, porque en mi vida había bordado algo …y bueno, YouTube fue mi guía jajajaj
Por los hijos uno hace muchas cosas claro está y eso es indiscutible o no???
Lo bonito del asunto es que nunca me había interesado el bordado ni en lo más mínimo y terminé disfrutándolo. No digamos que ahora soy una amante, pero de alguna u otra forma me impulsaron a hacerlo con amor, a movilizarme para aprender y buscarle lo positivo a esto que me pedían en el cole.
Y quizás por "escasez de tiempo" pude haberlo mandado a bordar, pero no; porque la gracia es otra... Mis hijos me vieron sentada bordando a mano, durante varias tardes. Confeccionando y costureando para ellos, con la máquina de coser sus forros, individuales, servilletas, etc . Y las conversaciones mientras yo hacía esto, eran exquisitas preguntas… ¿Sabes coser a máquina mamá? ¿cómo hiciste esa bolsita de mi colación? ¿sabes bordar? ¿cómo escribiste mi nombre con hilo? Y mi respuesta sincera fue...¡No, sé coser ni bordar, pero estoy aprendiendo; y eso me pone feliz, porque quiero que tengas algo hecho por mi!
Y el esbozo de sus sonrisas me derritió, sus ojos reflejaban felicidad y más aún, uno de ellos me dijo: Mamá estarás conmigo en mi salón, porque tu cariño quedó en mi cuaderno. Sentí que me derretía de amor...
Que simple es que se sientan amados, acompañados, con su corazón lleno de amor. Ellos fueron los principales propulsores para aventurarme, y esta experiencia terminó regalándome lo mejor... Por un lado el desafiarme y por otro, igual de importante, gratitud por la dulzura de las palabras de mis hijos que se saben muy amados.